Encuentra tu paz interior a través del amor y la sanación.

Por mucho tiempo me sentía una persona que no encajaba, siempre tuve amigas y amigos, siempre tuve familia, pero dentro de mí lo que habitaba, era una profunda soledad e inquietud. Yo imaginaba que la vida debía ser algo más. ¿Algo más a qué?, algo más a las historias de fracaso, odios y rencores de mi familia. Algo más a la falta de un padre en nuestro hogar, algo más diferente a la falta de paz y felicidad que miraba en el rostro de mi madre a diario. Entonces, fui poniéndome metas precisas: cuando sea grande, voy a tener hijos de un solo hombre, cuando sea grande vamos a comer todos juntos en un comedor, cuando sea grande, no le gritaré a mis hijos, cuando sea grande terminaré una carrera universitaria, cuando sea grande tendré casa propia, cuando sea grande defenderé a los indefensos de este mundo. Y así, pasaron los años y logré, todo lo que me había propuesta de pequeña y una vez, viéndome al espejo, descubrí la misma cara sin felicidad y sin paz que observara unos años atrás en mi madre. ¿Por qué? ¿A qué se debía si había hecho todo lo planificado? y ahí comenzó mi camino a mi interior, descubriendo a veces con terror, que todos los pasos dados habían sido para callar mi mente, en vez de escucharme, que no me había dado el tiempo de conectar conmigo y cómo comprenderás, qué tan probable es sentir que perteneces y conectas con los demás, cuando no has conectado con vos mismo. Podés construir todo un mundo a tu alrededor, solo para “encajar”, pero encajar, no es conectar, ni tener paz, ni estar feliz. Encajar es simplemente lograr que te critiquen menos, que te inviten mas a participar en la dinámica social. ¿Pero estoy en paz, es esto verdaderamente lo que quiero? Cómo saberlo, si me ofusqué tanto en hacer las cosas diferentes a lo que yo creía que hacía infeliz a mamá, que me olvidé de conocerme. Ahora, adulta, me pregunto aún: ¿quién soy?, tener una gran casa propia, una familia que come junta en el comedor, carreras universitarias, solvencia económica son los deseos de mi corazón?. Entonces viene a mi mente la frase del libro de… Quién se llevó mi queso: qué haría si no tuviera miedo? mi respuesta es esta: Si no tuviera miedo, estaría en paz y sería feliz, menos profundo aún: si no tuviera miedo, apagaría mi celular cuando quiero disfrutar de la compañía de alguien o de mi misma, si no tuviera miedo, iría al mar (tengo 3 años de no ir!), si no tuviera miedo abrazaría mas a mis hijas, iría más al cine, viajaría sin preocuparme por las cuentas, en realidad no estaría tan preocupada por esta o aquella cosa, si no por disfrutarme mas, por ver realmente a mi esposo a los ojos, por platicar conmigo y preguntarme a mi misma, realmente que me gusta comer, de qué lado de la cama me gustar dormir. Lo que quiero decir es: vale la pena que hoy tengas un encuentro con vos y te preguntes: realmente cuáles son los deseos de tu corazón, los tuyos, los verdaderamente tuyos, no los que fuiste adquiriendo por miedo a ser tu mamá o tu papá.

6/23/2024

person walking on beach during daytime
person walking on beach during daytime

Paz, amor, transformación.